martes, 10 de marzo de 2015

EL TONTO DEL BARRIO




                  


Añoro a mi tonto oficial. En mi barrio siempre hubo un tonto. Le decíamos tonto en plan cariñoso, todos le conocíamos y algunos nos parábamos a verlo venir esperando su reacción y charlar con él. Aguantábamos su monótono tema de conversación, pero sabíamos que disfrutaba con eso. En el agujero negro de su mente siempre se creyó que era conductor de autobús de línea pública, le compraron ropa parecida a la de los chóferes y una bolsa negra donde llevaba su almuerzo preparado con cariño por su madre. Tenía más de 30 años. Nos decía siempre lo mal que estaba el tráfico, los sueldos, los jefes, el compañerismo en su trabajo y la injusticia. Daba gusto verlo cantarle las cuarenta a más de uno, cuando nadie de nosotros se atrevía, fruto de su libertad de mente( por separado  de-mente. ) Él, desde su ficticio mundo, nos devolvía a la realidad que vivimos. Cada vez que lo oía dudaba, porque no sabía  si era realmente tonto....Lo invitaban a los cumpleaños, a las bodas, comuniones y también se le echaba de los partidos de fútbol del barrio porque no pasaba nunca la pelota.