PHILL COLLINS - SOMETHING HAPPENED ON THE WAY

Todo está bien así, no importa si no me sigues, lees o escuchas, tan solo sube el volumen y riega tus venas de vida, voy camino a mi cielo particular sin tener que arrepentirme eternamente. Si lo fui, ya no lo soy, no tengo que estar atento a los demás para que me vean, para que me perdonen.Yo no les importo, ellos a mi tampoco. PHILL COLLINS  es mi alma, soy yo en su mensaje SOMETHING HAPPENED ON THE WAY HEAVEN. Muchas veces lo intenté y nunca desfallecí quizás algún día se fijen en mi, quizás algún día sientan que existo. No soy un payaso, no soy el bufón al que todos ríen. Invisible para la mayoria de ojos pero no para los que de verdad quieren verme, ella ya sabe, chica tu sabes, encontrarme y algo ocurrirá, seguro, en nuestro camino hacía el paraíso. Nuestro paraíso. Dejadme que quite la venda que cubre mi rostro para que todos, que ella, descubra que tengo un rostro real, tu podrás volver a mí. Algo bueno en el camino me aguarda.

INICIAR, ACEPTAR, CANCELAR

                                                    INICIAR/ACEPTAR/CANCELAR.

Una vez más estaban allí, sentados uno frente al otro. Formaban una pareja muy unida, día tras día pasaban horas mirándose, insinuándose e imaginándose. Se hablaban poco, muy poco, pero se tocaban mucho. Los ojos de Juan se enrojecían de tanto mirarla, en espera de una respuesta de lo desconocido, de lo oculto, de lo deseado o de la salvación a la monotonía.  El amor oculto en unas letras, la foto robada, la frase penetradora de pasiones sin cara, anhelos de él, de ella, ilusiones sin horizontes en un campo de hastío y rutina enclavado en la salita de estar frente al póster de turno.

GEORGE MCCRAE.ROCK YOUR BABY

Zapatos de tafilete arropan mis pies mientras los deslizo hacia aquellos otros de tacón. Joven, adulto da igual porque tu lo sentirás como yo lo hice. Ella esta allí para acompañarte en todo, solo tienes que atreverte a decírselo. ROCK YOUR MY BABY todos somos unos niños y necesitamos un brazos que nos arropen. Aún hoy. Paredes que sostienen tapices y luces tapadas de rojo alumbran lo suficiente para poder leer el vinilo de George McCrae esperando a que ella me dijera que si. Pelotazo mundial que se repitió más de 11 millones de veces. Mis zapatos saben hacerlo, saben caminar con tan solo rozar los suyos.

MY SWEET LORD

Años convulsos de religiones fueron los setenta. Convulsos y premonitorios de futuros nuevos. Amaneceres inesperados discurrían frente a mi cada mañana sin entender muchas de la cosas que se expandían ante mis asombrados ojos de joven. Solo entendía que algo estaba naciendo bajo distintas apariencias pero siempre con el mismo significado, vida. Paseos sin unir  nuestras manos mientras su mirada me descubría un mundo nuevo. George Harrison lanza una oración, casi un mantra pidiendo que su Señor, nuestro Señor, le ayude a entenderlo todo, a ser un fiel creyente. Una guitarra española lanza la canción MY SWEET LORD, para acompañarla una eléctrica con Slide y elevarla a la cima una batería, coros celestiales y quizás el mejor músico de los Beatles, creador del primer concierto benéfico en Bangladesh. Dejaré mi pelo crecer, buscaré aquella ropa y pasearé de nuevo con ella mientras me dejo impregnar por su dulce inocencia. Soy feliz así, no necesito más.